Con la remoción de los primeros 16 árboles secos en uno de los cuadrantes del parque Alameda de Monterrey, el Gobierno de la Ciudad comenzó con las acciones de rescate de la emblemática plaza.
La Secretaria de Desarrollo Urbano Sostenible (Seduso), Brenda Sánchez Castro, fue la encargada de arrancar las labores en el lado norte, que es el más afectado por la sequía.
“El día de hoy vamos a dar inicio a la remoción del arbolado que está decadente, en una etapa fitosanitaria ya en mal estado, decrépitos, mal formados que pueden representar algún riesgo”.
“Por qué hacerlo ahorita, bueno, un tema era la canícula, la otra (razón) el estudio; la otra las precauciones, sin embargo, además de un tema ambiental, también era importante analizar el riesgo”, explicó.
En el futuro inmediato se retirarán 46 individuos que serán sustituidos por especies endémicas que tienen mayor posibilidad de sobrevivir a nuestras condiciones climáticas.
La funcionaria regiomontana informó que la reforestación de La Alameda se basa en estudios realizados por especialistas, con asesoría de la Asociación Civil Civitas y el Fondo Ambiental Metropolitano (FAM) que a su vez recibió un análisis técnico por parte de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL.
Brenda Sánchez aclaró que se buscará proteger los árboles que contengan nidos para la conservación de las especies de aves que habitan en La Alameda.
“Mucho del fracaso de los árboles plantados es una especie equivocada o un suelo empobrecido, por eso aquí empezamos con el análisis de suelo, queremos que sea un modelo para la ciudad”, advirtió Alfonso Barragán Treviño de Civitas.
“Nuestra tarea es concientizar a los vecinos, a la comunidad en general a que se sume, a buscar nuevas formas de colaboración con los municipios y con las autoridades para que sea un modelo exitoso”, pidió.
La remoción de árboles y la plantación de nuevas especies corre a cargo de la Secretaría de Servicios Públicos municipal.
Ya se cuenta con los más de 40 que se sembrarán próximamente, debido a que proceden de las llamadas “compensaciones ambientales” que realizan personas físicas o morales cuando solicitan permisos de construcción a la Seduso.